viernes, 28 de marzo de 2008

De las épocas en las que no tenías bigote

El colectivo arrancó y ella saludó con su mano a quien, parado junto al cartel del 109, sin duda era su padre. Inmediatamente después la imaginé con unos 6 años y a él con unos 35. Ella se iba al colegio y estaba subida a un auto, y él la saludaba desde la puerta de la casa. Luego iría a trabajar.
Después pensé en vos, y en ese día cuando festejé mi cumpleaños número no recuerdo bien. Hubo un regalo que me gustó más que los demás, y cuando vos llegaste del trabajo, yo te lo mostré y te conté cuánto me gustaba ese regalo. Mis amiguitas todavía estaban y oyeron. Cuando ya todas se habían ido, vos te sentaste y yo me senté a upa tuyo. Me acariciaste el pelo con suavidad y me explicaste la posibilidad de que mis palabras de celebración hacia sólo uno de los regalos -el hacer diferencia sin mala intención- hubieran entristecido al resto de mis amiguitas. Me dio mucha vergüenza y me sentí mala, pero vos me abrazaste y me comprendiste.
No sólo no guardo un mal recuerdo de ese cumpleaños, sino que es uno de los pocos cumpleaños que recuerdo de chica.

Para vos, viejo querido.