El colectivo arrancó y ella saludó con su mano a quien, parado junto al cartel del 109, sin duda era su padre. Inmediatamente después la imaginé con unos 6 años y a él con unos 35. Ella se iba al colegio y estaba subida a un auto, y él la saludaba desde la puerta de la casa. Luego iría a trabajar.
Después pensé en vos, y en ese día cuando festejé mi cumpleaños número no recuerdo bien. Hubo un regalo que me gustó más que los demás, y cuando vos llegaste del trabajo, yo te lo mostré y te conté cuánto me gustaba ese regalo. Mis amiguitas todavía estaban y oyeron. Cuando ya todas se habían ido, vos te sentaste y yo me senté a upa tuyo. Me acariciaste el pelo con suavidad y me explicaste la posibilidad de que mis palabras de celebración hacia sólo uno de los regalos -el hacer diferencia sin mala intención- hubieran entristecido al resto de mis amiguitas. Me dio mucha vergüenza y me sentí mala, pero vos me abrazaste y me comprendiste.
No sólo no guardo un mal recuerdo de ese cumpleaños, sino que es uno de los pocos cumpleaños que recuerdo de chica.
Para vos, viejo querido.
viernes, 28 de marzo de 2008
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1 comentario:
muy lindo vasquita
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