lunes, 17 de marzo de 2008

Antes del entierro

Tenía sólo un par de horas antes del entierro. Un tiempo para planchar la camisa, ducharse, comer algo rápido para tratar de deshacer el nudo, y llorar un poco. Se sentó en el banquito del baño y fijó la vista en el azulejo de la pared opuesta a él. ¿Cómo será la vida ahora? ¿Cuánto tarda uno en acostumbrarse? ¿Se acostumbra uno? Una atrás de otra, imágenes de algunos recuerdos. Lo invadió la tristeza y ahí se quedó cuarenta minutos. Le volvió el aliento cuando, inexplicablemente, sintió un abrazo cálido y un alivio refrescante. Se levantó despacio y abrió la canilla del agua caliente de la bañera.

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