sábado, 12 de enero de 2008

El regalo

Durante toda la noche, ella miró el paquete.
Veía que tenía su nombre escrito y por alguna razón, ese en particular le llamaba la atención a pesar de haber otros con su nombre. No quería esperar más para abrirlo. Notaba, además, que ese regalo con su nombre escrito sobre el papel envoltorio, era más pequeño que el resto. O por lo menos, más humilde. Algo en el papel le resultaba casero, bonachón, como si hubiera sido el único no comprado para la ocasión y sin embargo, el más cuidado. Llegó la hora. Tal vez haya sido el primer regalo que abrió, pero para ella fue el último. Era el regalo de su abuelo, y era un diario íntimo.


Dedicado a Tatá.

domingo, 6 de enero de 2008

Aterrizó el avión

Algunas de las cosas que hicieron que empezara el nuevo año más liviana:

- Bajar la cantidad de emails acumulados en mi bandeja de entrada -sin leer, sin contestar, sin clasificar, sin terminar de hacerles seguimiento- de 758 a 19.
- Que mi vieja me haya pedido perdón por lo de aquellas épocas, mirándome a los ojos y con el corazón abierto.
- Que mi viejo haya salido bien de la operación y esté sonriendo de nuevo, aunque no me pida perdón nunca por lo de aquellas épocas.
- Hacer las pases con la sombra del estilo de vida que me hubiera gustado tener y no tuve.
- Soltar un viejo sueño y elegir otro distinto pero más cercano.
- Humanizarme. Todo no puedo. Enfocar la vista.

Después de un año, toqué tierra firme.
Y encima el 2008 es mi año en el horóscopo chino.