sábado, 11 de agosto de 2007
Sin pie de plomo
Al decidir mi vuelta a la Argentina (o antes) me preparé mentalmente para el gran cambio. Sabía que vendrían meses y meses de ajustes e inestabilidad. Pero la preparación mental nunca es suficiente. Los cambios se sienten como huracanes (o más bien como tornados). Entonces, me pregunto: lo que cuesta tanto, ¿es la adaptación al nuevo entorno? ¿Al nuevo estilo de vida? ¿A la cultura de nacimiento? ¿O al haber mirado de frente el miedo y haberlo aplastado? Porque cuando uno deja de poner obstáculos y se larga en caída libre y cae y no se muere, ya no hay lugar para el miedo. Ya todo tiene sentido, y nada. Nada importa, y todo. Pero entonces, ¿es posible tener miedo a no tener miedo? No creo. Debe ser miedo a otra cosa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Hola Preciosa! Acabo de entrar por primera vez y veo tooodo el arsenal que tenes tuyo aca! Respecto del "sin pie de plomo" y teniendo en cuenta tantos momentos profundos compartidos, creo que hay como una Ansiedad inherente a la actividad humana... eso de "estar aca" y crecer dia a dia... hasta que no sellemos nuestro "a que vinimos" dificilmente dejemos de sentir este "cosquilleo intrinseco que no se calma con nada"... Pero tambien hay una REALIDAD en mi experiencia hasta ahora: voy relajandome cada vez mas frente a lo humano... como si al llegar a viejo fuese "agua de estanque"...
Como sabes, TE QUIERO MUCHO, BUSCADORA!!!! (Rabo)
Hola, Rabis. A mí lo que me está pasando con el "a que vine" es que por primera vez en mi vida estoy permitiéndome ser y hacer lo que siempre supe que soy y vine a hacer. Esta nueva realidad viene acompañada (¡por ahora y sólo por ahora!) por incomodidades absurdas. Relajarme... ¡en eso estoy! Qué lindo es ser más vieja. Gracias por el mensajito, besote enooorme.
Publicar un comentario